martes, 4 de diciembre de 2012

EFECTOS DE LA GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR (1980-1992).



EFECTOS DE LA GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR (1980-1992).


 
Edgar Nelson Cornejo Portillo.
Mónica Yamileth Guevara Landaverde.
Ana Julia Linares Fuentes.
Luis Alberto Martínez Flores.
Aldo Giovanni Morán Quintanilla.
Ruth Noemí Murga Olmos.
Karen Jeanmillete Najarro Estrada.
Lidia Raquel Rodríguez Mojica.
Nadia Mabel Vásquez Linares. 

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Resumen: 

La Guerra Civil fue el resultado de una serie de problemas sociales que desataron el descontento de la población y la orillaron a buscar la solución de sus dificultades a través de un conflicto armado, durante el cual se dieron muchas violaciones a los derechos humanos y no se respondió a los reclamos del pueblo. Finalizado el enfrentamiento, el panorama no era alentador ya que ahora se sumaban a las deficiencias de justicia e igualdad social, el devastador azote de la guerra. Consecuencias que siguen afectando a la población de una manera significativa y cuya solución no se divisa en un futuro cercano. Hasta la fecha no queda más en la población, que el sentimiento de haber hecho el sacrificio más grande de todas sus vidas sin haber obtenido el objetivo deseado. 

 
Palabras Clave: GUERRA CIVIL, PROBLEMAS SOCIALES, PANORAMA ACTUAL. 

Abstract

The Civil War was the result of a series of social problems that led the discontent of the population and took them to seek a solution to their difficulties through armed conflict, during which there were many violations of human rights and nobody respond to the claims of the people. After the confrontation, the picture is not encouraging that now in addition to deficiencies in social justice and equality, the devastating scourge of war live. Consequences that are still affecting the population significantly and those solutions are not on the horizon in the near future. Nowadays, the population feels that they sacrificed their life without having obtained the hope goal.

Key words: CIVIL WAR, SOCIAL PROBLEMS, CURRENT SITUATION. 

Introducción:

Los doce años de guerra civil fueron muy duros para todos, pero resulta necesario considerar y retomar estos sucesos, que han marcado la historia, para aprender y buscar modificar el presente.
     En nuestra sociedad lo más lamentable es que el tiempo que se vive sigue siendo difícil, y pareciera que nunca se ha experimentado antes esta conflictividad social, ya que se están cometiendo los mismos errores que incitaron a los civiles a tomar las armas. Por tanto, ante esta latente problemática en este artículo se desarrolla una comparación entre algunos de los inconvenientes que desencadenaron el conflicto armado y que hoy en día siguen siendo parte del acontecer social. Abordando datos relevantes que intervinieron en la destrucción interna de El Salvador. De manera que se identifiquen aquellos aspectos que conviene corregir en la política, lo económico y social para evitar resultados desastrosos en un futuro. 


Desarrollo: 

Una situación tan difícil como la que atravesó el país en 1980-1992 es indeseable para muchos. Para las personas que fueron parte del sufrimiento en la guerra, aun pensar en la posibilidad de un conflicto similar se vuelve doloroso, pues se remueven en sus pensamientos los recuerdos de esos trágicos días en donde morir o vivir era la expectativa diaria.
        Al detenerse en el panorama actual, realmente se procura con acciones visibles erradicar cualquier descontento o injusticia social que evite otro combate armado o simplemente se espera que predomine la resignación en las personas para que se acostumbren a soportar en silencio, puesto que aspectos como la corrupción política, la violencia, las precarias condiciones de vida, etc., no han tenido significativas mejoras a pesar del trascurrir de los años. Y precisamente estas cosas fueron las que orillaron a las personas a apoyar los grupos y organizaciones sociales, que se disponían a matar o morir por cambiar sus condiciones de vida.




      Aquellos civiles que presenciaron lo que sucedió en el conflicto armado saben que el arriesgar su vida y la de su familia incorporándose a un determinado bando no era en vano, se quería alcanzar un objetivo que a causa de la represión1 en que estaba sometido el pueblo jamás se iba a poder lograr. Y es esto lo que los motivó en ese momento a exponerse a todo tipo de sufrimientos. 

      Ejemplo de ello lo podemos encontrar en un testimonio que miembros de la Radio Venceremos vivieron, (Henríquez, Carlos 1992: 31-32): 

“En la trepada hacia La Casona, el sendero estaba teñido con la sangre fresca de los heridos. Un helicóptero pasó ametrallando tan bajo que fácilmente se distinguían los pilotos. Sobrepasamos a decenas de familias campesinas que huyen del ejército, sus rostros reflejan la incertidumbre y el miedo. Una madre le da pecho a su pequeño hijo para evitar que se escuche su llanto; tres niños descalzos con los pies sangrantes la siguen, aferrados a la falda. Una anciana camina lentamente apoyada en una vara de guayabo, lleva un saco de yute con los pocos utensilios que pudo traer. 

Al anochecer el equipo médico realiza la amputación del pie a un compañero, que había resultado herido, para anestesiarlo se emplearon los últimos cuatro centilitros de Ketalar 2.
       En esos años las expresiones de rechazo popular se hacían sentir, los cuerpos de seguridad, Policía Nacional (PN), Guardia Nacional (GN) y Policía de Hacienda (PH) y los sectores de extrema derecha apoyados y encubiertos por grupos paramilitares conocidos como “escuadrones de la muerte”, emprendieron una campaña de violencia dirigida contra toda organización o persona que se percibiera como remotamente asociada a la izquierda revolucionaria: organizaciones populares, sus miembros, líderes sindicales y campesinos, religiosos.


         El golpe de mayor resonancia pública e impacto en la conciencia colectiva lo constituyó el asesinato del arzobispo de San Salvador monseñor Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba una misa en la capital del Hospital La Divina Providencia. Él había sido un agudo crítico de las injusticias sociales del país y había denunciado abiertamente la violencia dirigida contra el pueblo organizado. Siguió a este asesinato la masacre, en noviembre de ese mismo año, de los dirigentes del FDR (Frente Democrático Revolucionario), Juan Chacón, Enrique Álvarez, Manuel Franco, Enrique Escobar, Humberto Mendoza, Doroteo Hernández, quienes fueron secuestrados durante una reunión de trabajo
en un colegio católico capitalino (el externado de San José) y resultaron posteriormente asesinados. 


        Experiencias como estas no eran las que el país necesitaba para sobreponerse a sus deficiencias. Y aunque la mayoría estaba consciente de ello, no se optó por el camino correcto, no por el desconocimiento de este, sino por las ambiciones y los beneficios de cierto grupo de la población y por la fuerza que habían tomado los que estaban en contra de estos, de modo que querían evitar seguir igual que en años anteriores. Pues era evidente que no se respetaba las opiniones de la sociedad y se llegó a un punto de exclusión política intolerable, las personas sintieron que era una farsa participar en actos como las elecciones debido a los fraudes electorales y decidieron que si no eran escuchados por las buenas lo serían por las malas. 

       Antes de que se desencadenara el caos con la guerra civil se habían implementado medidas que hubiesen podido ser la solución a las problemáticas sociales, pero a causa de la reacción de la oligarquía no se le pudo dar seguimiento a estos cambios, con los que se pretendía mejorar la situación socioeconómica del país y evitar el descontento de la población. El comportamiento negativo de la clase alta se debió a que sus intereses resultaban dañados. Entre las reformas estaban: La nacionalización de la banca (los bancos pasarían a ser del Estado), la Reforma Agraria (dar tierras a precios bajos y con facilidades de pago al campesino), la nacionalización del comercio exterior del café (el café sería vendido al extranjero sólo por el Gobierno), etc. 

      Es en estos puntos de la historia en donde podemos corroborar que no a todos les preocupaba que se recurriera a la vía armada para encontrar una salida a la dificultad en la que vivía El Salvador, tal como lo demostraron los de mayores recursos de la nación. Hoy en día también sucede lo mismo, los intereses de los gobernantes pasan por encima de las necesidades del pueblo. Ellos toman decisiones que muchas veces traen más consecuencias negativas que provecho. 


A veinte años de la guerra civil, se arrastran todavía muchos problemas que no fueron eliminados ni tan siquiera a punta de cañón, los cuales son: 

* Empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares. 

 Después del enfrentamiento armado muchos pueblos quedaron destrozados, con viviendas quemadas, infraestructura dañada, personas lisiadas, en pocas palabras el país se vio seriamente afectado. Todo esto repercutía económicamente y no iba a ser nada fácil levantarse de una situación así, prueba de ello fue el intento fallido del foro de concertación económica y social, con la participación del sector gubernamental, laboral y empresarial. Los propósitos de este foro y de otros planes de reconstrucción nacional eran buenos pero no pudieron cumplirse completamente. Podemos mencionar algunos de estos objetivos: la creación de oportunidades masivas de empleo, el aumento de la producción de alimentos básicos, atención de necesidades inmediatas de los familias afectadas, entre otros. 

       * Violencia e irrespeto a la vida. 

 En los años de la guerra se multiplicaron las acciones en contra de los derechos humanos (secuestros de empresarios, hombres de negocios, diplomáticos, ataques, quema de vehículos, reclutamientos, etc.).
    Los participantes en el conflicto mataban a las personas despiadadamente como si se tratase de animales, involucraban y entrenaban a niños a combatir, exponían al pueblo en general a un ambiente psicológico dañino, pues los que no se mancharon las manos de sangre, tuvieron que ver las decenas de muertos en las carreteras y en los lugares de concentración.
No es de asombrarse entonces, que exista una sociedad tan deshumanizada en nuestros días, pues en cierta parte esto depende de la cultura de irrespeto a la vida que se ha tenido en el país. 

      * Relaciones externas del país. 

 Sin duda alguna no se puede negar los beneficios que traen los vínculos de la nación con otros países, tanto para el comercio, la educación, la salud, etc., pero esto implica un compromiso para el país. La contribución debe ser recíproca y en ocasiones se recibe menos de lo que luego se da.
    Algo importante que se debe poner en duda es el papel que juega en nuestro bienestar social la intervención del extranjero, pues una de las naciones poderosas que colaboró con la Fuerza Armada durante la guerra fue Estados Unidos y estos no dieron una ayuda desinteresada, sino que tenían la intención de fortalecer la ideología capitalista en América. Abastecieron a los militares de armas, helicópteros y herramientas de lucha, lo cual propició que el conflicto durara más tiempo. Afectando a la sociedad.
    Si todo el apoyo brindado se hubiese invertido en proyectos sociales, el desarrollo económico se hubiese impulsado. Pero no fue así.




    * Corrupción de los grupos económicamente poderosos. 

     Los partidos políticos muchas veces se inclinan por la defensa de una clase social en particular, generalmente hacen alianza con los que gozan de una posición o cargo importante en la sociedad. A sabiendas de esto, los de la clase alta, se aprovechan y explotan a sus empleados o evaden impuestos, ya que poseen un respaldo en los que tienen las riendas del país. Es inaceptable que todavía se tengan problemas con las personas que forman los sindicatos y que se despidan por ser parte de estos. 

    * Derechos Humanos.
 
    En materia de derechos humanos El Salvador ha sido muy golpeado tanto en la época del conflicto (a causa de FAES 3 y FMLN 4) como en el presente (debido a las maras y a la ola delincuencial). 

        En toda la historia de nuestro país, los militares han tenido un poder que les ha valido altos privilegios, les ha permitido irrespetar los derechos humanos, realizar actos corruptos, imponer su criterio, también brindarse una extrema ayuda mutua, hasta en situaciones incorrectas, por parte de los militares de la misma promoción. Esto empezaría a cambiar hasta que se dieron cuenta que no les convenía esta actitud. 

          Parte de la guerra de la Fuerza Armada contra la guerrilla era ganar apoyo popular y no lo iba a obtener sino trataban bien al pueblo. Para ello se necesitaba
profesionalizar a la FAES, para tener militares más honestos, respetuosos de los derechos humanos, con actos correctos y legales. 

           Es hasta la firma de los acuerdos de paz que esto da un paso más rumbo a una mejora. Esto lo podemos comprobar en su conducta actual de respeto a los civiles.
El FMLN por su parte también tuvo que integrarse a la sociedad y aceptar las condiciones acordadas. 

        En fin, estos temas mencionados anteriormente son una prueba de que se deben cambiar muchas de las cosas que exponen a las personas a la inseguridad, injusticia y pobreza. No se puede esperar hasta el último momento cuando no haya otra salida que recurrir a la violencia.


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 1 Contener, refrenar, templar o moderar, implica la pretensión de impedir un comportamiento, o la de castigarlo una vez producido; y su conceptos opuestos son los de libertad y tolerancia. La represión se ejerce desde algún tipo de ámbito de poder.

 2 Medicamento que se usa para hacer perder la sensibilidad y la conciencia, e inducir el sueño en los pacientes sometidos a cirugía. Ketalar bloquea las vías que llevan la sensación de dolor al cerebro. Es un tipo de anestésico general. También se llama clorhidrato de ketamina y ketamina. 

 3 FAES: Fuerza Armada de El Salvador. 

 4 FMLN: Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. 


            Conclusión: 

No es el pasar del tiempo que determinará el desenlace de los acontecimientos que afectan a todo el país, son las acciones que se tomen para darle una dirección diferente a la realidad, las que nos llevarán a una mejora social. Por ende no vale la pena perder vidas humanas, ni exponer a muchos a crueles torturas para hacer prosperar a El Salvador, porque los reclamos y demandas del pueblo jamás se van a solventar con la represión, al contrario esto abona su malestar y provoca su furia. 

             Bibliografía: 
  • Alvarenga, Amoroli, Cáceres, Eguizábal, Fernández, Fowller, Lauria, et al. (1994). Historia de El Salvador. El Salvador, San Salvador. MINED. (pp.246-255). 

  • Bahamond, Cáceres, Campos, González, Díaz, Vargas y Zepeda (1997) Enciclopedia de El Salvador Tomo II. Editorial Océano. pp 300-311. 

  • Henríquez, Carlos (1992) La terquedad del Izote. El Salvador. Editorial Diana. pp 31-32. 

  • Pérez, Douglas (2003) Estudios Sociales y Cívica. El Salvador. Editorial Chapultepec. pp 124-130. 

  • Samour, Hector. (2009). Estudios Sociales y Cívica para Primer Año de Bachillerato. El Salvador, San Salvador. Ediciones Servicios Educativos. pp 120-123. 

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