EFECTOS DE LA GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR (1980-1992).
Edgar Nelson Cornejo Portillo.
Mónica Yamileth Guevara Landaverde.
Ana Julia Linares Fuentes.
Luis Alberto Martínez Flores.
Aldo Giovanni Morán Quintanilla.
Ruth Noemí Murga Olmos.
Karen Jeanmillete Najarro Estrada.
Lidia Raquel Rodríguez Mojica.
Nadia Mabel Vásquez Linares.
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Resumen:
La
Guerra Civil fue el resultado de una serie de problemas sociales que
desataron el descontento de la población y la orillaron a buscar la
solución de sus dificultades a través de un conflicto armado, durante el
cual se dieron muchas violaciones a los derechos humanos y no se
respondió a los reclamos del pueblo. Finalizado el enfrentamiento, el
panorama no era alentador ya que ahora se sumaban a las deficiencias de
justicia e igualdad social, el devastador azote de la guerra.
Consecuencias que siguen afectando a la población de una manera
significativa y cuya solución no se divisa en un futuro cercano. Hasta
la fecha no queda más en la población, que el sentimiento de haber hecho
el sacrificio más grande de todas sus vidas sin haber obtenido el
objetivo deseado.
Palabras Clave: GUERRA CIVIL, PROBLEMAS SOCIALES, PANORAMA ACTUAL.
Abstract:
The
Civil War was the result of a series of social problems that led the
discontent of the population and took them to seek a solution to their
difficulties through armed conflict, during which there were many
violations of human rights and nobody respond to the claims of the
people. After the confrontation, the picture is not encouraging that now
in addition to deficiencies in social justice and equality, the
devastating scourge of war live. Consequences that are still affecting
the population significantly and those solutions are not on the horizon
in the near future. Nowadays, the population feels that they sacrificed
their life without having obtained the hope goal.
Key words: CIVIL WAR, SOCIAL PROBLEMS, CURRENT SITUATION.
Introducción:
Los
doce años de guerra civil fueron muy duros para todos, pero resulta
necesario considerar y retomar estos sucesos, que han marcado la
historia, para aprender y buscar modificar el presente.
En
nuestra sociedad lo más lamentable es que el tiempo que se vive sigue
siendo difícil, y pareciera que nunca se ha experimentado antes esta
conflictividad social, ya que se están cometiendo los mismos errores que
incitaron a los civiles a tomar las armas. Por tanto, ante esta latente
problemática en este artículo se desarrolla una comparación entre
algunos de los inconvenientes que desencadenaron el conflicto armado y
que hoy en día siguen siendo parte del acontecer social. Abordando datos
relevantes que intervinieron en la destrucción interna de El Salvador.
De manera que se identifiquen aquellos aspectos que conviene corregir en
la política, lo económico y social para evitar resultados desastrosos
en un futuro.
Desarrollo:
Una situación tan difícil como
la que atravesó el país en 1980-1992 es indeseable para muchos. Para
las personas que fueron parte del sufrimiento en la guerra, aun pensar
en la posibilidad de un conflicto similar se vuelve doloroso, pues se
remueven en sus pensamientos los recuerdos de esos trágicos días en
donde morir o vivir era la expectativa diaria.
Al detenerse en
el panorama actual, realmente se procura con acciones visibles erradicar
cualquier descontento o injusticia social que evite otro combate armado
o simplemente se espera que predomine la resignación en las personas
para que se acostumbren a soportar en silencio, puesto que aspectos como
la corrupción política, la violencia, las precarias condiciones de
vida, etc., no han tenido significativas mejoras a pesar del trascurrir
de los años. Y precisamente estas cosas fueron las que orillaron a las
personas a apoyar los grupos y organizaciones sociales, que se disponían
a matar o morir por cambiar sus condiciones de vida.
Aquellos
civiles que presenciaron lo que sucedió en el conflicto armado saben
que el arriesgar su vida y la de su familia incorporándose a un
determinado bando no era en vano, se quería alcanzar un objetivo que a
causa de la represión1 en que estaba sometido el pueblo jamás se iba a
poder lograr. Y es esto lo que los motivó en ese momento a exponerse a
todo tipo de sufrimientos.
Ejemplo de ello lo podemos
encontrar en un testimonio que miembros de la Radio Venceremos vivieron,
(Henríquez, Carlos 1992: 31-32):
“En la trepada hacia La Casona, el sendero estaba teñido con la sangre fresca de los heridos. Un helicóptero pasó ametrallando tan bajo que fácilmente se distinguían los pilotos. Sobrepasamos a decenas de familias campesinas que huyen del ejército, sus rostros reflejan la incertidumbre y el miedo. Una madre le da pecho a su pequeño hijo para evitar que se escuche su llanto; tres niños descalzos con los pies sangrantes la siguen, aferrados a la falda. Una anciana camina lentamente apoyada en una vara de guayabo, lleva un saco de yute con los pocos utensilios que pudo traer.Al anochecer el equipo médico realiza la amputación del pie a un compañero, que había resultado herido, para anestesiarlo se emplearon los últimos cuatro centilitros de Ketalar 2.”
En esos años las expresiones de
rechazo popular se hacían sentir, los cuerpos de seguridad, Policía
Nacional (PN), Guardia Nacional (GN) y Policía de Hacienda (PH) y los
sectores de extrema derecha apoyados y encubiertos por grupos
paramilitares conocidos como “escuadrones de la muerte”, emprendieron
una campaña de violencia dirigida contra toda organización o persona que
se percibiera como remotamente asociada a la izquierda revolucionaria:
organizaciones populares, sus miembros, líderes sindicales y
campesinos, religiosos.
El golpe de mayor resonancia pública e
impacto en la conciencia colectiva lo constituyó el asesinato del
arzobispo de San Salvador monseñor Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo
de 1980, mientras oficiaba una misa en la capital del Hospital La
Divina Providencia. Él había sido un agudo crítico de las injusticias
sociales del país y había denunciado abiertamente la violencia dirigida
contra el pueblo organizado. Siguió a este asesinato la masacre, en
noviembre de ese mismo año, de los dirigentes del FDR (Frente
Democrático Revolucionario), Juan Chacón, Enrique Álvarez, Manuel
Franco, Enrique Escobar, Humberto Mendoza, Doroteo Hernández, quienes
fueron secuestrados durante una reunión de trabajo
en un colegio católico capitalino (el externado de San José) y resultaron posteriormente asesinados.
Experiencias
como estas no eran las que el país necesitaba para sobreponerse a sus
deficiencias. Y aunque la mayoría estaba consciente de ello, no se optó
por el camino correcto, no por el desconocimiento de este, sino por las
ambiciones y los beneficios de cierto grupo de la población y por la
fuerza que habían tomado los que estaban en contra de estos, de modo que
querían evitar seguir igual que en años anteriores. Pues era evidente
que no se respetaba las opiniones de la sociedad y se llegó a un punto
de exclusión política intolerable, las personas sintieron que era una
farsa participar en actos como las elecciones debido a los fraudes
electorales y decidieron que si no eran escuchados por las buenas lo
serían por las malas.
Antes de que se desencadenara el caos con
la guerra civil se habían implementado medidas que hubiesen podido ser
la solución a las problemáticas sociales, pero a causa de la reacción de
la oligarquía no se le pudo dar seguimiento a estos cambios, con los
que se pretendía mejorar la situación socioeconómica del país y evitar
el descontento de la población. El comportamiento negativo de la clase
alta se debió a que sus intereses resultaban dañados. Entre las reformas
estaban: La nacionalización de la banca (los bancos pasarían a ser del
Estado), la Reforma Agraria (dar tierras a precios bajos y con
facilidades de pago al campesino), la nacionalización del comercio
exterior del café (el café sería vendido al extranjero sólo por el
Gobierno), etc.
Es en estos puntos de la historia en donde
podemos corroborar que no a todos les preocupaba que se recurriera a la
vía armada para encontrar una salida a la dificultad en la que vivía El
Salvador, tal como lo demostraron los de mayores recursos de la nación.
Hoy en día también sucede lo mismo, los intereses de los gobernantes
pasan por encima de las necesidades del pueblo. Ellos toman decisiones
que muchas veces traen más consecuencias negativas que provecho.
A
veinte años de la guerra civil, se arrastran todavía muchos problemas
que no fueron eliminados ni tan siquiera a punta de cañón, los cuales
son:
* Empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares.
Después
del enfrentamiento armado muchos pueblos quedaron destrozados, con
viviendas quemadas, infraestructura dañada, personas lisiadas, en pocas
palabras el país se vio seriamente afectado. Todo esto repercutía
económicamente y no iba a ser nada fácil levantarse de una situación
así, prueba de ello fue el intento fallido del foro de concertación
económica y social, con la participación del sector gubernamental,
laboral y empresarial. Los propósitos de este foro y de otros planes de
reconstrucción nacional eran buenos pero no pudieron cumplirse
completamente. Podemos mencionar algunos de estos objetivos: la creación
de oportunidades masivas de empleo, el aumento de la producción de
alimentos básicos, atención de necesidades inmediatas de los familias
afectadas, entre otros.
* Violencia e irrespeto a la vida.
En
los años de la guerra se multiplicaron las acciones en contra de los
derechos humanos (secuestros de empresarios, hombres de negocios,
diplomáticos, ataques, quema de vehículos, reclutamientos, etc.).
Los
participantes en el conflicto mataban a las personas despiadadamente
como si se tratase de animales, involucraban y entrenaban a niños a
combatir, exponían al pueblo en general a un ambiente psicológico
dañino, pues los que no se mancharon las manos de sangre, tuvieron que
ver las decenas de muertos en las carreteras y en los lugares de
concentración.
No es de asombrarse entonces, que exista una
sociedad tan deshumanizada en nuestros días, pues en cierta parte esto
depende de la cultura de irrespeto a la vida que se ha tenido en el
país.
* Relaciones externas del país.
Sin duda alguna no
se puede negar los beneficios que traen los vínculos de la nación con
otros países, tanto para el comercio, la educación, la salud, etc., pero
esto implica un compromiso para el país. La contribución debe ser
recíproca y en ocasiones se recibe menos de lo que luego se da.
Algo
importante que se debe poner en duda es el papel que juega en nuestro
bienestar social la intervención del extranjero, pues una de las
naciones poderosas que colaboró con la Fuerza Armada durante la guerra
fue Estados Unidos y estos no dieron una ayuda desinteresada, sino que
tenían la intención de fortalecer la ideología capitalista en
América. Abastecieron a los militares de armas, helicópteros y
herramientas de lucha, lo cual propició que el conflicto durara más
tiempo. Afectando a la sociedad.
Si todo el apoyo brindado se
hubiese invertido en proyectos sociales, el desarrollo económico se
hubiese impulsado. Pero no fue así.
* Corrupción de los grupos económicamente poderosos.
Los
partidos políticos muchas veces se inclinan por la defensa de una clase
social en particular, generalmente hacen alianza con los que gozan de
una posición o cargo importante en la sociedad. A sabiendas de esto, los
de la clase alta, se aprovechan y explotan a sus empleados o evaden
impuestos, ya que poseen un respaldo en los que tienen las riendas del
país. Es inaceptable que todavía se tengan problemas con las personas
que forman los sindicatos y que se despidan por ser parte de estos.
* Derechos Humanos.
En
materia de derechos humanos El Salvador ha sido muy golpeado tanto en
la época del conflicto (a causa de FAES 3 y FMLN 4) como en el presente
(debido a las maras y a la ola delincuencial).
En toda la
historia de nuestro país, los militares han tenido un poder que les ha
valido altos privilegios, les ha permitido irrespetar los derechos
humanos, realizar actos corruptos, imponer su criterio, también
brindarse una extrema ayuda mutua, hasta en situaciones incorrectas, por
parte de los militares de la misma promoción. Esto empezaría a cambiar
hasta que se dieron cuenta que no les convenía esta actitud.
Parte
de la guerra de la Fuerza Armada contra la guerrilla era ganar apoyo
popular y no lo iba a obtener sino trataban bien al pueblo. Para ello se
necesitaba
profesionalizar a la FAES, para tener militares más
honestos, respetuosos de los derechos humanos, con actos correctos y
legales.
Es hasta la firma de los acuerdos de paz que esto da un
paso más rumbo a una mejora. Esto lo podemos comprobar en su conducta
actual de respeto a los civiles.
El FMLN por su parte también tuvo que integrarse a la sociedad y aceptar las condiciones acordadas.
En
fin, estos temas mencionados anteriormente son una prueba de que se
deben cambiar muchas de las cosas que exponen a las personas a la
inseguridad, injusticia y pobreza. No se puede esperar hasta el último
momento cuando no haya otra salida que recurrir a la violencia.
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1 Contener, refrenar, templar o moderar, implica la pretensión de impedir
un comportamiento, o la de castigarlo una vez producido; y su conceptos
opuestos son los de libertad y tolerancia. La represión se ejerce desde
algún tipo de ámbito de poder.
2 Medicamento que se usa para hacer
perder la sensibilidad y la conciencia, e inducir el sueño en los
pacientes sometidos a cirugía. Ketalar bloquea las vías que llevan la
sensación de dolor al cerebro. Es un tipo de anestésico general. También
se llama clorhidrato de ketamina y ketamina.
3 FAES: Fuerza Armada de
El Salvador.
4 FMLN: Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional.
Conclusión:
No
es el pasar del tiempo que determinará el desenlace de los
acontecimientos que afectan a todo el país, son las acciones que se
tomen para darle una dirección diferente a la realidad, las que nos
llevarán a una mejora social. Por ende no vale la pena perder vidas
humanas, ni exponer a muchos a crueles torturas para hacer prosperar a
El Salvador, porque los reclamos y demandas del pueblo jamás se van a
solventar con la represión, al contrario esto abona su malestar y
provoca su furia.
Bibliografía:
Alvarenga, Amoroli, Cáceres, Eguizábal, Fernández, Fowller, Lauria, et al. (1994). Historia de El Salvador. El Salvador, San Salvador. MINED. (pp.246-255).
Bahamond, Cáceres, Campos, González, Díaz, Vargas y Zepeda (1997) Enciclopedia de El Salvador Tomo II. Editorial Océano. pp 300-311.
Henríquez, Carlos (1992) La terquedad del Izote. El Salvador. Editorial Diana. pp 31-32.
Pérez, Douglas (2003) Estudios Sociales y Cívica. El Salvador. Editorial Chapultepec. pp 124-130.
Samour, Hector. (2009). Estudios Sociales y Cívica para Primer Año de Bachillerato. El Salvador, San Salvador. Ediciones Servicios Educativos. pp 120-123.
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